Trece años esperando. Así ha estado la Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL) para ver si la Iglesia concedía la aprobación canónica al Missal romà en ‘valenciano’ que la Acadèmia presentó, en 2002, a todos los obispos de la diócesis valencianas.
Era una propuesta elaborada por la Comissió de Textos Religiosos de la AVL y pretendía dotar a los sacerdotes de un texto oficial con el que poder decir misa en el catalán normativo que oficializa la entidad. Pero el bloqueo sistemático al proyecto que ejerció el cardenal García-Gasco y la parálisis aplicada por el anterior arzobispo Carlos Osoro -frente a las esperanzas despertadas al inicio de su pontificado-, ha impedido que se avance en esa autorización romana al misal en “normalitzat”. Pese a ello, la AVL acordó unilateralmente a finales de 2012 la publicación del Missal romà, a toda prisa, sin solicitud arzobispal, sin aprobación canónica, de forma unilateral.
Ayer, el vicepresidente de la AVL, Josep Palomero, tras valorar positivamente la derogación de la Llei de Senyes, hizo de nuevo referencia al ámbito religioso, apuntando a que el misal ‘en valenciano’ de la AVL se ha enviado a cada parroquia, pero falta expandirlo “desde la autoridad eclesiástica”, en una clara declaración de intenciones de volver a la carga, esta vez probando suerte con el Arzobispo Cañizares.
En 2012, desde la AVL se afirmaba que “la edición del Missal romà será una propuesta que la institución normativa presentará a la comunidad eclesiástica valenciana para que la liturgia pueda celebrarse en la lengua propia, como reclaman desde hace años una buena parte de los sacerdotes valencianos”. Pero estas afirmaciones tendenciosas o, cuanto menos, parciales, no se convertirán en realidad por mucho que se repitan: ni servirá para celebrar la liturgia en “lengua propia”, ni “buena parte de los sacerdotes” reclaman un misal en catalán.
Al igual que, contrariamente a la “superación de la polémica sobre la definición del valenciano que hace la AVL en su nuevo diccionario normativo” que afirma con rotundidad Josep Palomero, la polémica no está ni mucho menos social, cultural ni políticamente superada -como pudimos ver el pasado jueves en Les Corts-, ni se debe ignorar el dictamen del CJC por el cual quedó meridianamente claro que la AVL no tiene capacidad para definir el idioma valenciano, siendo su función la meramente descriptiva de la lengua. Función que el ente político del cual forma parte Palomero incumple flagrantemente.
El Misal Romano editado por Lo Rat Penat en normativa valenciana de la RACV sí tiene aprobación oficial
No admite la AVL, en cambio, ni admitió ayer Palomero la existencia de un misal romano en valenciano editado por Mossén Josep Alminyana y la Associació Valenciana “Amunt El Cor” a principios de los 80 y recientemente reeditado por Lo Rat Penat, legítimo y utilizable por los sacerdotes en tanto en cuanto sí está aprobado por El Vaticano.
Tampoco admite la AVL que el texto que pretende hacer oficial no es más que una catalanización de la obra de Alminyana, dirigida por el presidente de la comisión de textos religiosos de la AVL, Ramón Arnau. Tal y como certifica el canónigo de la Catedral de Valencia, Josep Climent, amigo íntimo de Mossén Alminyana, “fue el propio Ramón Arnau el que le pidió los libros a Alminyana para poder trabajar sobre ellos. Después, Alminyana me dijo que se arrepentía de haberle dado los libros a Arnau, porque estaban trabajando sobre el texto en valenciano para después decir que era un trabajo propio de la comisión de Arnau”.
Este es, sin duda, un nuevo desafío de la entidad catalanista a la jerarquía de la Provincia Eclesiástica Valentina, de quien depende elevar a Roma la petición de un misal en valenciano.
Además del missal, la AVL publicó los tres volúmenes de los Leccionaris dominicals y l’Oracional, y en una segunda fase editó el Cantoral, con las contestaciones de los fieles en la eucaristía y en todos los rituales. El arzobispado transmitió en diciembre de 2012 el “desconocimiento” de la medida y recalcó que el missal de la AVL “no tendrá validez litúrgica”.
La Iglesia Valenciana ya tiene un misal en valenciano, por lo cual el trabajo realizado en este sentido por la AVL, además de representar un ejercicio de alienación lingüística y cultural, se convierte en inútil, innecesario, y un despilfarro para el bolsillo del contribuyente.
La AVL desafía al Arzobispado enviando a las parroquias un misal en catalán no validado por el Vaticano - valenciaoberta.es